Qué hermoso par de palabras estas: estregar y estropajo. Con ellas le doy vida a la categoría «Rescatando palabras», que hace tiempo no actualizaba. «Estréguese bien esa carroña», decía mi madre, no porque la tuviera (carroña), sino porque eran palabras que acentaban su autoridad. «Ahí hay estropajo, pa’ que se bañe bien», remataba ella con dulzura ausente. Ante tal tejido natural mi piel era arrancada de mi cuerpo una vez estregado con esta especie de esqueleto de pepino. Su maraña interna llevaba la piel de mi familia y nos hacía uno.
Al museo urbano de objetos olvidados pueden incluir el estropajo, que aún se cultiva, se vende y se usa. Aún hay almas con piel que compran estropajo en mercados callejeros y lo cuelgan en la ducha para recordar que debemos librarnos de toda suciedad y de toda maldad. Bienaventurado aquel que no conoce el estropajo, porque de tal será la sorpresa al conocerlo.
Rescatando palabras:
- Estregar.
- Estropajo.
- Carroña.