– ¡Ay! Cecilia, querida ¡cómo tenés esa mayami de bonita!
* Esa fue la que me dites vos el año pasado.
– ¡Ah! No jodás ¿Esa fue la que te di el cogollito aquel?
* Ajá. Esa es. Y mirá como prendió de bonita.
– ¡Noh! Es questá hermosa.
* Oites, ¿y el orégano que te traje qué?
– Ese no pegó, bendita. Es que aquí el sol pega muy duro.
* ¡Ay, qué pesar! Oítes ¿y el difunto Tulio se te volvió a aparecer en sueños?
– Nada. Desde que me dio el 2448, que no lo jugué ese día, no volvió.
* ¡Ay, qué pesar! Por boba que no lo jugates esa vez.
– ¡Ah! Estaba sin cinco, mija.