Hoy, las bolsas mandan la parada, lastimosamente. Antes, los huevos se cargaban en canasta de mimbre; el mercado; y las empanadas del señor que pasaba gritando por calles y avenidas en tierras calientes. Aborrajados, buñuelos y pasteles de pollo se vendían bajo el papel kraft de una canasta de gran tamaño.
Los nocheros, las sillas, las cajoneras y los revisteros, eran de mimbre, artesanía de producto natural. Hoy, los polímeros están a la orden del día en «promociones y rebajas». La manufactura con sentido ecológico y cultural va siendo desplazada en nuestras tierras productoras, mientras que en países lejanos es valorado lo que ni el mismo pueblo colombiano valora.
La vida bendiga las manos de los artesanos, manufactureros y artistas que transforman la materia para poner en ella, un sentido cultural profundo. Sean bendecidas las manos de quien hace cultura, conocimiento vivo. Sean benditas las manos de quien compra producto hecho con paciencia e ineficiencia.